"Recuerdo claramente cuando la Cooperativa recién iniciaba en un local pequeño, hace más de 20 años. Muchos vecinos tenían desconfianza, pero yo decidí apostar por ellos porque me trataron con respeto y hablaban mi mismo idioma. He visto cómo han crecido de ser una pequeña oficina a tener agencias en todo el sur del país, y siento ese crecimiento como si fuera mío."
"La prueba de fuego fue cuando mi esposo cayó enfermo de gravedad. Necesitábamos dinero urgente para su traslado a Cusco. Fui al banco y me pidieron esperar días para retirar mi plazo fijo; en cambio, en la Cooperativa Los Andes entendieron mi angustia y me facilitaron un crédito de salud al instante, sin tanta burocracia. Esa humanidad no tiene precio para mí."
"Hoy, aunque ya soy mayor, mis nietos me han enseñado a usar la aplicación del celular. Me alegra ver que mi Cooperativa se moderniza, pero sin perder ese cariño por el socio. Siempre le digo a mis paisanos: 'Aquí tu dinero está seguro y tú eres parte de la familia'. Pienso seguir siendo socia hasta el último día."