"Mi jornada empieza a las 4 de la mañana, cuando la ciudad todavía duerme. Llevo 15 años trabajando en el mercado, vendiendo abarrotes y productos de primera necesidad. Al principio era muy difícil; vendía lo justo para comer y no me alcanzaba para comprar mercadería por mayor, que es donde realmente se ve la ganancia."
"La Cooperativa Los Andes confió en mí cuando otros bancos me pedían demasiados papeles. Comencé con un crédito pequeño del grupo solidario 'Crece Mujer'. Recuerdo que con ese dinero compré mis primeros sacos de azúcar y arroz por cantidad. Pagar puntualmente se volvió mi regla de oro, y así fui accediendo a montos más grandes que me permitieron surtir mejor mi puesto."
"Gracias a ese esfuerzo diario y al respaldo de la Cooperativa, el año pasado cumplí el sueño de mi vida: techar el segundo piso de mi casa. Ver mi hogar terminado me demuestra que no importa cuán pequeño empieces, si tienes constancia y un buen aliado financiero, puedes salir adelante."